En los primeros días, la manta raya fue cazada y asesinada para extraer los aceites de su cuerpo, su piel se utilizó también como un tipo de papel de lija. En las filipinas se siguen cazando a las manta rayas hoy en día como fuente de alimentación, como resultado de estos esfuerzos, el número de manta rayas disminuyó drásticamente en muchas partes del mundo.
En Japón aún es legal cazar manta rayas, a menudo por su carne. También se hace dinero mediante cacerías guiadas dándole muerte a este animal e incluso con la presión de otros países para detener estas prácticas, no ha habido suficiente fuerza como para hacer una diferencia y como la manta raya no está bien protegida en otros países a los japoneses no les gusta ser señalados por tales prácticas.
En México la caza se llevó a cabo en tales medidas que la presencia de la manta raya es casi inexistente. En Asia partes de la manta raya se utilizan en la confección de diversos tipos de medicamentos, algunos de ellos incluso, para el tratamiento de diferentes formas de cáncer. En algunas áreas, los pescadores comerciales consideran que cazar una manta raya resulta tan bueno como la captura de otros peces en las aguas, incluso aquellas que no son intencionalmente cazadas.
Esto se debe al hecho de que a menudo se enredan en las redes puestas para capturar otros tipos de peces y, dado que estos animales siguen a los peces, no es ningún secreto que muchas veces sufre el mismo destino. Muchos pescadores comerciales no se preocupan de dañar o matar a las manta rayas, solo les preocupa hacer dinero del pescado que capturan, y piensan que van a producir más si estos animales no están en el agua para comérselos.
El objetivo de los grupos de conservación en muchas aéreas radica detener la caza de la manta raya. No tenemos un buen conteo de cuántos de estos peces existen en el mundo, lo que se convierte en un problema construyendo tensiones en ambos lados. Resulta difícil para los grupos de conservación hacer conciencia en que la caza de estos animales va a afectar inevitablemente a la población animal en general.
Sin embargo, por otro lado también debemos darnos cuenta de que no existe suficiente evidencia que nos indique que existen pocas manta rayas en el mundo, razón por la que ambos lados seguirán tratando de presionar, uno para conseguir leyes más estrictas y otros para obtener más libertad para cazarlas. Mucha gente no parece importarles de un modo u otro, sin embargo, están empezando a tomar más interés en la nueva información, y la educación por parte de los investigadores y los grupos conservacionistas está haciendo efecto en las personas.
Se cree que muchas manta rayas mueren cada día en varias partes del mundo, no hay manera de obtener una buena estimación de la cantidad real anualmente. Lo que sí se sabe es que, si los esfuerzos para reducir la cacería no continúan, entonces podemos encontrarnos algún día con que la manta raya ha desaparecido.